Última enseñanza: Matot Masei


5777 (2017)
Ajarei Kedoshim Balak Beahaloteja Behar Bejukotai Beshalaj Beshalaj Emor Itro Jukat Ki Tisa Koraj Matot Masei Mishpatim Pinjas Sangre, vida y muerte Shavuot Shemini Shemot Shlaj Tazría – Metzorá Tetzavé Truma Vaerá Vaiakhel-Pekudei Vaieji Vaieji Vaigash

5776 (2016)
Balak Behalotja Bereshit Devarim Ekev Especial Iom Kipur y Sucot Jaie Sara Jukat Ki Tavo Ki Tetze Koraj Lej Leja Matot-Masei Miketz Nitzavim Noaj Ree Shelaj Leja? Shoftim Toldot Vaetjanan Vaierá Vaieshev Vaietze Vaishlaj

5774 (2014)
Balak Behar Beshalaj Devarim Ekev Itró Jukat Ki tavo Ki Tetze? Koraj Masei Matot Mishpatim Nitzavim – Vaielej Noaj Parashá Bejukotai Pekudei Pinjas Ree Shoftim Tetzavé Truma Tzav Vaetjanan Vaiakel Vaikra

5773 (2013)
Ajarei Kedoshim Balak Behalotjá Behar – Bejukotai Beshalaj Devarim Ekev El mayor milagro de todos Emor Iom Kipur y Sucot Itro Jaie Sará Jukat Ki Tavo Ki Tetzé La caída de un mito Lej Lejá Matot – Masei Miketz Mishpatim Nitzavím – Vaielej Noaj Parasha Koraj Pesaj 5773 Pinjas Ree Shavuot Shelaj lejá Shemot Tazría – Metzorá Tetzavé Toldot Trumá Vaerá Vaerá Vaetjanan Vaiakel – Pekudei Vaiejí Vaierá Vaieshev Vaikra Vaishlaj Vaitzé

5772 (2012)
Balak Behalotjá Behar-Bejukotai Bereshit Beshalaj Devarim Ekev Emor Itró Jaiei Sara Jukat Ki Tavó Ki Tetzé Ki tisá Koraj Las Diez Plagas Previas a La Libertad Lej Lejá Matot-Masei Miketz Mishpatim Nasó Nitzavim Noaj Pinjas Ree Shelaj Shemini Shemot Shemot Shemot Shoftim Tazría – Metzorá Tetzavé Tishrei 5773 Toldot Trumá Tzav Vaerá Vaerá – “Polémica en Egipto entre los bastones y las serpientes” Vaetjanan Vaiakel – Pekudei Vaierá Vaigash Vaikra Vaishlaj

5771 (2011)
Bamidbar Behalotjá Behar Bejokotai Beshalaj Devarim Ekev Emor Itró Jaie Sara Jukat Kedoshim Ki Tavó Ki Tetze Ki Tisá Koraj Lej Lejá Masei Matot Metzora Miketz Mishpatim Noaj Parshat Nitzavim-Vaielej Pekudei Pesaj Pinjas Reé Shavuot Shelaj Sheminí Shoftim Tazría Tetzavé Toldot Truma Tzav Vaetjanan Vaiakel Vaiejí Vaierá Vaieshev Vaieshev Vaietzé Vaigash Vaikra

5770 (2010)
Ki Tetzé Ekev Iom Kipur – Sucot 5771 Jaie Sará Jukat Ki Tavó La Redención en marcha Lej-Lejá Miketz Nitzavim-Vaielej-Hazinu Noaj Reé Shemot Shoftim Toldot Vaerá Vaiejí Vaierá Vaieshev Vaietzé Vaigash Vaishlaj

Iom Kipur – Sucot 5771

7 Tishrei 5771
15 de Septiembre de 2010

Resumen de la parashá

IOM KIPUR – SUCOT

Una historia: El renombrado filósofo, Bertrand Russell, tenía el hábito de puntualizar sus conferencias con comentarios irónicos y sarcásticos. Esta práctica ofendió a un estudiante en su clase de ética, que quería saber cómo su maestro de ética podía ser tan cínico. Russell le preguntó al estudiante: “¿Qué más está estudiando?” El estudiante contestó: “Estoy estudiando matemática”. Dijo Russell: “Entonces ¿por qué no le pregunta a su profesor de matemática por qué no es un triángulo o un trapezoide?”. El profesor ilustró astutamente que si la ética obliga al profesor de ética a ser ético, la matemática debe obligar al matemático a ser una figura geométrica.

Por afilado contraste, el pensamiento judío insiste en que las verdades Divinas precisamente tienen que ver con el tipo de persona en que nos volvemos. El Talmud pregunta: ¿Qué es más grande, el talmud o el maasé, el aprendizaje o el hecho? Contesta: El aprender es más importante porque lleva al hecho (Kiddushin 40b.). El conocimiento, entonces, no es una finalidad por sí misma sino un camino a la transformación del carácter. En el Judaísmo, su aprendizaje no se prueba pasando exámenes sino por cómo se vive. Si me vuelvo un gran estudioso pero no vivo moralmente, mi educación será un éxito académico, pero un fracaso judío. Cuando la Torá habla sobre la educación lo hace de una manera llamativa. No habla -como lo hacen los grandes pensadores griegos, Platón y Aristóteles –de la búsqueda del conocimiento y la demanda de la verdad. Habla de cómo instruir a los niños de cómo comportarse ética y espiritualmente. Abraham es escogido “para que instruyera sus hijos y su casa tras él a guardar el camino de Di-s, haciéndolo con rectitud y justicia.” El Shemá nos ordena que amemos a Di-s, amemos la bondad, y a “Enseñar estas cosas diligentemente a tus niños, hablando de ellas cuando estás sentado en tu casa y cuando viajas en el camino, cuando te acuestas y cuando te levantas.” La educación judía no se trata de la contemplación abstracta de la verdad. Se trata de vivir una vida moral y santa. De hecho, Maimónides explica que llevar una vida amable y santa es un tema general en el Judaísmo. Así en su comentario al versículo: “Camina en los caminos de Di-s” (Deut. 28: 9) Maimónides dice: Se nos ordena que desarrollemos ciertos rasgos de carácter – para ser cortés, misericordioso, y santo, como Di-s es cortés, misericordioso y santo. Significando, además de prescribir o prohibir las acciones específicas, el Judaísmo nos exige que desarrollemos ciertas virtudes del corazón. El Judaísmo está más allá de la coreografía de conducta. La Torá no sólo se preocupa por la conducta sino también por el carácter; no sólo por las Mitzvot que hacemos sino también por el tipo de persona en que nos convertimos. (Hiljot Deot, Cap.1) Hay personas que tienen éxito, son inteligentes o influyentes, pero hay también personas que la Torá ha transformado, y puede decirse eso por su conducta, su manera de relacionarse con las personas. Ellos traen orgullo y honran al Judaísmo. Como el rabino que regaló su etrog a una niña vulnerable. Pues la meta del Judaísmo es que el hombre sea una encarnación de la Torá, para que la Torá esté en el hombre, en su alma y en sus hechos.

Rabi Dov Greenberg, Chabad de la Universidad de Stanford

¡¡¡PIDAMOS LLUVIA!!!
Puesto que durante la Festividad de Sucot el mundo entero es juzgado respecto del agua (Talmud, Rosh HaShaná) parecería que el momento propicio para orar por la lluvia sería el primer día de la Festividad, tal como la plegaria por el rocío (Sidur, pág. 265) es recitada en el primer día de Pesaj [pues los cultivos precisan rocío, y en Pesaj Di-s juzga el producto de la tierra].
Sin embargo, por lógico que parezca, no oramos explícitamente por las lluvias sino hasta Sheminí Atzeret.
Durante Sucot, insinuamos a Di-s que nos de lluvia, pues muchas de sus mitzvot simbolizan nuestra necesidad de lluvia. Tomamos cuatro especies que crecen próximas al agua, vertemos la libación de agua sobre el altar y marchamos en torno del altar con la aravá. Sin embargo, en nuestras plegarias no hacemos mención de la lluvia.
Los Sabios explican: El rocío, que comenzamos a pedir en Pesaj, constituye siempre una señal de bendición Divina para el mundo, y oramos para que caiga incluso en el primer día de la Festividad. Pero por la lluvia, rezamos para que caiga en “el momento adecuado”, y no durante Sucot para poder cumplir con la mitzvá de Sucá.
Dado que la lluvia durante la Festividad no es considerada señal de bendición Divina, no se menciona en la plegaria sino hasta Shemini Atzeret.
Cuando el pueblo de Israel sale de la Sucá y regresa a su casa, y se levanta a la mañana siguiente para ir a la sinagoga a rezar, dirige inmediatamente una plegaria a Di-s [en el servicio de Musaf] para que abra el tesoro de Sus cielos y la tierra florezca y rinda sus frutos.



Rabí Israel Baal Shem Tov enseñó que de cada cosa que uno ve o escucha debe tomar una enseñanza para su servicio a Di-s.

“EL SOL PUEDE BRILLAR EN UN DIA DE LLUVIA”

Las gotas de lluvia, golpeando rítmicamente contra mi ventana, producían un canto monótono. “¡Quédate en la cama, no te levantes!” una y otra vez.
Con renuencia saqué mi brazo de debajo de mi frazada protectora, para echar una mirada al reloj despertador. Los verdes y luminosos números se veían extraños y misteriosos en la oscuridad de una temprana mañana de invierno.
Treinta y cinco preciosos minutos antes de que la estridente alarma rompa la quietud de la noche, declarando el comienzo de un nuevo día. Me doy vuelta, acomodo mi cuerpo, y dejo volar mis pensamientos.

Hoy es un día para limpiar placares, y ordenar estantes y armarios, tareas que se dejan especialmente “para un día de lluvia”. Hay correo para atender, libros para leer, botones que deben ser cosidos, y muchas cosas más que son especiales para una jornada en que nos quedamos en casa.
Amo estos días en que puedo permanecer en mi hogar, aunque a veces la necesidad me obliga a salir. Puedo visualizar la monotonía de los cielos grises, la humedad de las calles, el frío y la incomodidad de un día de lluvia.

Sé perfectamente qué calles serán difíciles de cruzar, debido a los enormes charcos de agua que se forman. Puedo sentir la humedad que penetra en mis zapatos, y confecciono una nota mentalmente que me recuerde de calzar botas. Veo el agua salpicar mi ropa cuando los autos pasan velozmente por la acera.
Y de pronto, en medio de todo esto, irrumpe el recuerdo de un día de lluvia de hace muchos años, que provoca en mí una amplia sonrisa. Sucedió hace muchos años, yo era recién casada, y tenía mis hijos muy pequeños.
En esos tiempos el barrio de Crown Heights era distinto. Vivíamos en President St. y Rogers Av. en una cuadra habitada por muchas familias de Lubavitch.

Muchos de nuestros vecinos pertenecían a importantes familias jasídicas y me consideraba afortunada de la locación de nuestro apartamento. En ese entonces, el Rebe vivía en un edificio ubicado en President St. y New York Av.
Todos sentíamos sana envidia por nuestros amigos que vivían allí. Mis jóvenes amigas contaban historias sobre cómo habían encontrado al Rebe en la entrada, ó cuando él mismo les sostenía la puerta.
Acostumbrábamos a pasear a nuestros bebés en sus coches por esa cuadra, para tener la oportunidad de encontrarlo y mostrarle a nuestros niños. En esa época mi esposo trabajaba de Shojet (matarife ritual). No teníamos una agenda sencilla, especialmente para una joven pareja. Además, nuestra familia residía en Boston, y no contaba con su ayuda. Los pollos se carneaban cada día, y los carniceros podían retirarlos inmediatamente.

Mi esposo trabajaba a partir de las diez de la noche y regresaba a las 7 de la mañana. Cuando los niños se levantaban hambrientos y húmedos, él llegaba a casa a dormir. Sin embargo, había una ventaja en todo esto, en los días en que me veía obligada a salir podía contar con la colaboración de mi esposo como “ baby sitter durmiente”. Y de esta forma en los días de frío o lluvia, era fantástico.
Recuerdo claramente ese día. Llovía muchísimo. Jamás hubiera salido, sino hubiera sido porque era el día de vencimiento de algunas boletas que debía abonar en el banco. Me vestí para la ocasión con mi piloto, calcé mis altas botas, y llevé mi paraguas. También me puse un sombrero de lluvia y un abrigado echarpe.

Iba caminando por Eastern Parkway, las calles que normalmente estaban colmadas de transeúntes, estaban desiertas. También el tráfico se veía reducido. La abundante lluvia impedía que la gente saliera a la calle. Estaba totalmente absorta en mis pensamientos. Tratando de recordar todos los sitios donde debía detenerme, para luego volver a mi casa. Ya me sentía congelada y empapada.
El paraguas no podía ofrecerme mucho resguardo debido al fuerte viento que soplaba, finalmente lo cerré, con frustración. Y de pronto, en medio de la desierta vereda, noté la presencia de un par de pies dentro de un par de zapatos de hombre. La vida era segura y tranquila en esos días, así que no sentí temor alguno. Noté que los pies venían a mi encuentro, y que pronto nos cruzaríamos.

Oí entonces un simpático y entusiasta saludo: “A Gutn Tog”(Buen día). Eché una rápida mirada, y seguramente mi rostro mostró una rápida serie de emociones. Estaba totalmente sorprendida, atónita, excitada y muda por un instante. ¡No podía creerlo! ¡Delante de mí estaba el Rebe!.
Las variadas expresiones en mi rostro, parecían divertirlo. Me sonrió ampliamente, movió su cabeza, rozó su sombrero y velozmente siguió su camino hacia 770 (Central de Jabad Lubavitch). Quedé parada en medio de la tormenta, con mi paraguas desarmado, y una sonrisa brillando en mi rostro.

Ya no sentí el viento, ni la humedad de ese horrible día. El encuentro había durado sólo un instante, pero el impacto dejó su calidez en todo mi ser. El gris del día no había desaparecido, pero a mí ya no me afectaba.
Se acababa de convertir en un día extraordinario. Podía sentir el calor del sol que se escondía detrás de las pesadas nubes. Y en la realidad, el sol siempre está detrás de las nubes…

PREGUNTA:
Encuentro a Iom Kipur depresivo. ¿Por qué pasarse el día que enfocando nuestros pecados y fracasos? ¿Necesitamos que se nos recuerde cuán lejanos estamos de ser perfectos?

RESPUESTA: Iom Kipur es la celebración de ser humanos. Y ser humano significa ser imperfecto. El fracaso humano es tan predecible, que Di-s ha puesto en el calendario un día anual de perdón. No es sólo una fiesta optativa para aquéllos que hayan pecado. Iom Kipur viene cada año para cada persona.
Es como si Hashem supiera que tropezamos. Que siempre existirán líos que tendremos que reparar. Di-s no se sorprende por nuestros fracasos y Él nos otorga un día de limpieza todos los años. Nunca se esperó de nosotros que seamos perfectos. Cada Iom Kipur recibimos una nota de Di-s que dice algo así: “Yo sé que eres humano. Los humanos no son perfectos.

Yo los hice de esa manera. Y sin embargo, los amo. De hecho, eso es por qué Yo los amo – porque ustedes no son perfectos. Yo ya tenía perfección antes de crearlos. Lo que Yo quiero de la creación es un mundo imperfecto que se esfuerza por mejorar, lleno de seres humanos que fallan, se levantan y salen adelante.

Siendo imperfectos pero, no obstante, perseverantes, ustedes han cumplido el propósito de su creación. Han logrado la única cosa que Yo no puedo hacer sin ustedes – traer al Di-s perfecto dentro de un mundo imperfecto. Gracias. Con Amor, Di-s” Para todos nosotros, que no somos perfectos, Iom Kipur es nuestro día. En lugar de estar deprimidos por los fracasos, los celebramos.
Cada resbalón, cada esfuerzo fallido a mantener nuestra vocación, es otra oportunidad para crecer y mejorar.
Fallar en nuestra misión es parte de la misión. Iom Kipur es el día en que Di-s nos agradece que seamos humanos, y nosotros agradecemos a Di-s que no somos perfectos. Si lo fuéramos, no tendríamos nada que hacer.

Aaron Moss

¿Qué Aprendemos esta Semana de la Parshá?

“IOM HAKIPURIM – DÍA DEL PERDÓN EL DÍA CUANDO SE BORRAN LOS PECADOS”
“El propio día expía (Talmud Shvuot 13,a)”

Con respecto a la expiación de los pecados en Iom Kipur, encontramos en el Talmud una discusión: Los Sabios dicen “Iom Kipur expía sólo a los retornantes”.
Rabí (Yehuda, el Príncipe) disiente, y sostiene “tanto haya hecho Teshuvá (se haya arrepentido, retornado a Di-s y Su camino de vida) o no, el día de Iom Kipur expía, puesto que el propio día expía”.
La conclusión se define como los Sabios. En realidad, todos están de acuerdo con que “el propio día de Iom Kipur expía”, es decir, el día de por sí expía, sólo que Rabí sostiene que la santidad de Iom Kipur es tan poderosa que expía incluso a aquellos que no retornaron con Teshuvá; mientras que los Sabios opinan que es necesario el arrepentimiento previo para acceder a la extraordinaria expiación generada por Iom Kipur.

LIMPIEZA DE LAS MANCHAS

Pero esto requiere aclaración: Expiación no significa tan sólo ser perdonado por el Altísimo.
Cuando un judío transgrede, genera un defecto espiritual, una mancha en su alma, y debe arreglar el defecto y limpiar la mancha. ¿Cómo se entiende que el defecto y la mancha se borren por el sólo hecho de que llega un día específico, Iom Kipur? La explicación es que en Iom Kipur encuentra expresión lo más profundo del vínculo entre Di-s y el judío.
Hay una relación generada por el cumplimiento de los preceptos –las mitzvot- y por la aceptación del “Yugo Celestial”.
La predisposición a cumplir con la Voluntad Divina genera el vínculo entre el judío y su Creador, y cuando cumple con los mandatos de Di-s se liga a Él.
Superior a ello es el grado de relación que se expresa a través de la Teshuvá, el retorno a Hashem. ¿En qué consiste la Teshuvá? Se trata de un hombre que se liberó “yugo de los preceptos” y con ello parecería que, desconectó su vínculo con el Altísimo. Si es así, ¿por qué de repente decide retornar a Di-s?.
Lo que ocurre es que su Teshuvá revela que en esencia seguía conectado con Di-s incluso cuando actuó contra Su voluntad, (transgrediendo los preceptos de la Torá).
Este punto de unión interior que perduró en él es lo que lo mueve y motiva a volver a conectarse (también concientemente) con Hashem, a través de la Teshuvá.

UN LAZO PROFUNDO
Pero incluso este vínculo, que se expresa en el proceso de Teshuvá, no es el final de la historia. De alguna manera, también el vínculo que mueve a la Teshuvá tiene algún tipo de condicionamiento.
Está limitado a la intensidad de su arrepentimiento. Hay un nivel de unión más profundo aún: es el lazo de esencia (o sea no generado por factores externos) entre el alma del judío y el Altísimo.
El alma que poseemos en nuestro fuero íntimo es “una parte de Di-s de lo Alto, tal cual”, y ella está unida permanentemente con su fuente y raíz- Hashem. Este vínculo no se ve afectado por nuestra conducta y por nuestras transgresiones. Se encuentra en todo judío por la propia naturaleza del alma.
No hay pecado que pueda dañarlo. Sólo que durante el año este lazo está oculto y tapado en lo profundo del corazón. Lo que encuentra expresión son los niveles más externos de unión con Di-s, los que dependen de nuestra conducta y decisiones.
Pero en el día de Iom Kipur se revela este lazo esencial entre el Altísimo y el pueblo de Israel.

ENCERRADOS EN PRIVADO

Este es el significado del concepto “el propio día expía”. En el día de Iom Kipur, cuando este vínculo de unión interior se revela, se borran automáticamente todos los defectos y manchas generados por el pecado. Este día revela que cada judío está conectado a Di-s con un vínculo imposible de destruir.Por lo tanto cuando este vínculo sale a flote, no existen pecados, desaparecen automáticamente (salvo quien transgrede los preceptos del propio Iom Kipur, p.e. rompiendo el ayuno).
Esto encuentra su expresión principalmente en la plegaria de Neilá, la oración de “cierre” de todas las plegarias de Iom Kipur. Ahí se “encierran”, por así decirlo, Di-s con Israel, a solas, y nadie puede perturbar esa su unión absoluta.

(Likutei Sijot, tomo 4, pag. 1149)

La festividad de Simjat Torá se destaca de manera especial por el lugar que ocupan los niños. Es el único día del año en el cual los niños suben a la Torá- tal como los adultos.
También participan de la alegría y de los bailes exactamente como los grandes. La alegría en Simjat Torá no está vinculada con
el estudio de la Torá. En lo que respecta al conocimiento académico y la comprensión de la Torá, ciertamente hay diferencias entre pequeños y adultos. La alegría es generada por el bailar con la Torá, tal cual se encuentra enrollada y baile así se igualan

En un farbrenguen de Simjat Torá dijo el Rebe Rashab: “En Simjat Torá los ángeles del Cielo y los defensores del pueblo de Israel se enojan y reprenden al Satán acusador: “¡Mira qué malo eres! Tú buscas culpar a una congregación tan elevada!
Hombres, mujeres y niños acuden a la sinagoga y allí se alegran y regocijan con la sagrada Torá!” Y cada tanto los ángeles
suben al Cielo trayendo noticias sobre los bailes de los iehudim con la Torá y del cariño con que los niños besan la Torá con sus labios puros. Y el Satán se siente avergonzado y no sabe dónde esconderse…”




“KOL NIDREI EN EL BOSQUE ”

El Jasid Zalman Bronstein fue alistado por el ejército ruso durante la guerra. Acompañado por el frío en las trincheras, el miedo a la muerte y el recuerdo de su esposa y los tres niños.
Cierta vez, mientras descansaba, un oficial pasó a su lado tarareando una melodía. R’ Zalman le hizo notar que estaba errando algunos tonos y la cantó correctamente. Al oírlo, el oficial le preguntó: “¡¿Qué haces aquí en el frente?!.
El oficial lo trasladó al coro de la tropa. Cuando llegó Iom Kipur, R Zalman argumentó que le dolía la garganta y no podía cantar.
Luego golpearon su puerta. Eran tres oficiales de altísimo rango. “¿Sabes qué día es hoy para los judíos?” Reb Zalman respondió temblando: “Sí, Iom Kipur”.
Los soldados dijeron: “Nosotros somos judíos también.
¡Cántanos algo sobre Iom Kipur!”. Y así, marcharon los cuatro al bosque, para que nadie pudiera oírlos y allí, entre los árboles, el jasid entonó el Kol Nidrei ante la emoción de los oficiales judíos.
Después de muchos años, ya en Israel, R’ Zalmen recordaba que fue su Kol Nidrei más inolvidable…

ESTAR EN FAMILIA
Una vez, un rey ofreció un gran banquete para todos sus súbditos. Todos llegaron,comieron la deliciosa comida suministrada con abundancia.
El festín prosiguió con gran alegría durante siete días. Luego todos los invitados, saciados y felices, se retiraron. Las mesas estaban vacías, aunque todavía quedaba mucha comida en los bellos platos reales.
Fue en este punto que el rey le dijo a su amigo cercano, a su compañero más íntimo y querido: “Quédate un rato, vamos y encontremos algo para comer juntos. Nos sentaremos en una de las mesas, sólo nosotros, ya que eres mi amigo más cercano y querido”.
Los Sabios aplican esta imagen para explicar la diferencia entre los siete días de Sucot y el festival final, llamado Shemini Atzeret, el “octavo día”, que incluye también el Regocijo de la Ley, Simjat Torá.
Durante el festival de Sucot el servicio del pueblo judío era extraer bendiciones de Di-s para el mundo para el Año Nuevo. Estas bendiciones se aplican a toda la humanidad. Los Sabios indican que el número de sacrificios ofrecidos en el Templo durante Sucot corresponde al número de naciones originales del mundo. La razón para esto es que a través de estas ofrendas, la bendición Divina es llevada de Di-s al Templo, y del Templo a cada nación.
Esto se compara con la atmósfera del “banquete”, en el que todos los súbditos del Rey participan, con tremenda alegría.
Luego viene el final de Sucot. El festival es completo. Sin embargo Di-s dice, pordecirlo así, “quedaos un rato…”. Ésta es la sensacióndel mundo, “Atzeret”, que significa “ser retenido”.Ahora Di-s y el pueblo judío están solos. El ánimo cambia: de la alegría del vasto banquete, a una sensación única de intimidad con Di-s.
Es en esta atmósfera que celebramos el festival más especial de todos: Simjat Torá.

Rabbi Naftali Lowenthal



por el Rav Iosef I. Feigelstock

IOM KIPUR
Todos sentimos la importancia que envuelve al sagrado día de Iom Kipur, por ello acudimos al Templo a rezar, ayunamos y cuidamos la santidad del día (no trabajamos etc.). El motivo, es porque en este día se define nuestro futuro para el año entrante, y en este momento Hashem sella para nosotros un año bueno para salud y bienestar.

No obstante debemos saber que Hashem nos observa no solamente en Iom Kipur, sino por supuesto durante todo el año. Respecto al día de Iom Kipur dice la Torá en (Vaikrá 16:30) “Pues en este día [de Iom Kipur] les expiaré y purificaré de todos vuestros pecados, frente a Hashem purificaos” Del versículo podemos aprender la cualidad especial que encontramos en este día, el poder ser perdonado y purificado. No obstante, para ello debemos anteriormente pedir perdón.

Esto consiste en: a] estar arrepentidos del error que cometimos, b] disculparnos ante quien pecamos. En el caso de los pecados cometidos contra Hashem, debemos disculparnos ante Él, ya que El mismo prometió que perdonará a todos aquellos que estén arrepentidos de sus malas acciones y pidan perdón.

No obstante si estamos en falta ante Hashem y un ser humano, por ejemplo: si difamamos a una persona, estamos infringiendo contra la voluntad de Hashem que prohíbe en la Torá la difamación, y pecamos también contra esta persona a la que difamamos. Por este motivo no es suficiente pedir perdón ante Hashem, sino que es necesario también pedir perdón a la persona misma.

EN SUCOT
Encendido de las velas – Se encienden las velas de Yom Tov en ambas noches (22 y 23/9), recitando las bendiciones correspondientes. El viernes por la tarde se pronuncia la bendición habitual.
Habitar en la Sucá - Las primeras noches de Sucot, (22 y 23/9) es un Precepto comer en la Sucá. Ésta debe armarse de la siguiente manera: Debe tener un mínimo de 3 paredes, ser firme y poseer un techo frondoso de ramas o juncos. Cada vez que comemos pan o masas en la Sucá recitamos la siguiente Bendición:

Bendito eres Tú, Señor Di-s nuestro, Rey del universo, que nos santificó con Sus preceptos y nos ordenó morar en la Sucá.
La primera vez que comemos en la Sucá recitamos también Shehejeianu.

Comemos en la Sucá hasta la tarde de Shminí Atzeret, (30/9). Las Cuatro Especies – Se cumple con este Precepto todos los días de Sucot, (Excepto Shabat). Se toma el Lulav con los Hadasim y Aravot con la mano derecha y se recita la siguiente bendición;

Bendito eres Tú, Señor Di-s nuestro, Rey del universo, que nos santificó con Sus preceptos y nos ordenó tomar el Luláv.
Luego se toma con la mano izquierda el Etrog y se recita “Shehejeianu”; después unimos el Etrog con el Lulav y los sacudimos suavemente hacia arriba y abajo y hacia los cuatro puntos cardinales. La Bendición de Shehejeianu se recita sólo la primera vez que se cumple con este ritual. Esta Mitzvá se puede llevar a cabo desde la salida del sol hasta su puesta.

EN SIMJAT TORÁ
Encendido de las velas – Se encienden las velas de Yom Tov en ambas noches, (29-30/9) recitando las bendiciones correspondientes. El viernes por la tarde se pronuncia la bendición habitual. Bailes – Las noches de Shminí Atzeret y Simjat Torá (29-30/9) y también en la mañana de Simjat Torá (1/10) se llevan a cabo las “Hakafot” (bailes con la Torá). Se gira 7 veces bailando y cantando con alegría con los rollos de la Torá alrededor de la mesa (Bimá) donde se la lee todos los Shabat.
La lectura de la Torá – En Simjat Torá se acostumbra que todos los judíos reciban una “Aliá”. Esto significa que cada uno es llamado a participar de la lectura de un párrafo de la Torá. También los niños reciben este honor junto a una persona mayor.



¿SE PUEDE SER RELIGIOSO Y CRUEL?

Hay una historia conmovedora sobre la festividad de Sucot, la fiesta del Tabernáculo, relatada por el laureado novelista Premio de Nobel israelí, S. Y. Agnon. La ley judía ordena que el judío adquiera un etrog, o citrón, antes de la fiesta de Sucot, y recite una bendición sobre él cada día de la fiesta (excepto en Shabat).
Agnon relata que poco antes Sucot en su barrio de Talpiot en Jerusalém, se encontró con uno de sus vecinos, un rabino mayor venido de Rusia, en la tienda de venta de etroguim.
El rabino le dijo a Agnon que como la ley judía considera singularmente especial adquirir un etrog muy bonito, y estéticamente perfecto, deseaba gastar una gran suma de dinero para adquirir este objeto ritual, no obstante sus medios limitados. Agnon se sorprendió, un día después, cuando la festividad comenzó y el rabino no sacó su etrog durante el servicio en la Sinagoga. Perplejo, le preguntó al hombre dónde estaba el bonito etrog.

El rabino le contó la siguiente historia: “Me desperté temprano, como es mi hábito, y me preparé para recitar la bendición sobre el etrog en mi Sucá [ cabaña al aire libre que se construye para esta fiesta] en mi balcón. Como usted sabe, tenemos un vecino con una familia numerosa, y nuestros balcones se unen.
Como usted también sabe bien, nuestro vecino, el padre de todos estos niños de la próxima puerta, es desgraciadamente un hombre de poca paciencia.
Muchas veces les grita a los niños. He hablado muchas veces sobre su aspereza pero no ha servido de mucho. Cuando estaba de pie en la Sucá en mi balcón, listo para recitar la bendición sobre el etrog, oí a un niño llorando.
Era una pequeña muchachita, una de las hijas de nuestro vecino. Fui a averiguar lo que estaba ocurriendo. Me dijo que ella también había despertado temprano y había salido a su balcón para examinar el etrog de su padre cuya apariencia estética y fragancia deleitable la fascinaron.

Contra las instrucciones de su padre, ella quitó el etrog de su caja de protección para mirarlo. Desgraciadamente, dejó caer el etrog al suelo, dañándolo irreparablemente y haciéndolo inaceptable para el uso ritual. Ella sabía que su padre se enfurecería y la castigaría severamente.
Esa era la razón de las lágrimas asustadas y los lamentos de aprensión. La conforté, y tomé mi etrog y lo puse en la caja de su padre, tomando el etrog dañado para mí. Le pedí que dijera a su padre que su vecino insistió en que aceptara el regalo del bonito etrog, y que así me honraría en la Festividad. Agnon concluye: “El etrog dañado y magullado de mi vecino el rabino- ritualmente inutilizable- fue el etrog más bonito que he visto en toda mi vida” Amo esta historia porque, en su suave manera, nos recuerda cómo un judío debe comportarse.

Se nos convocó para construir una sociedad de vidas santas y hechos generosos. La sensibilidad, junto con la bondad, ocupan posiciones centrales dentro de los valores judíos.
El Judaísmo no es sólo una fe de momentos sagrados puestos aparte del diario vivir. Es una religión que debe infundir la textura de la vida cotidiana, de hechos diarios, palabras y relaciones humanas.

En el ardiente primer capítulo de Isaías, el profeta denuncia a aquellos que son escrupulosos ofreciendo los sacrificios, pero que descuidan a los pobres, o se abusan del débil. Judaísmo no es Judaísmo si desconectamos nuestros deberes con Di-s de nuestros deberes con nuestros semejantes.

Ser un judío es estar alerta al sufrimiento de otros. Esto se expresa bellamente en una línea famosa en los Salmos (37:25): “He sido joven y ahora soy anciano, y todavía no he visto al virtuoso desamparado o sus niños que ruegan por pan.” La pregunta es obvia: ¿Hubo tiempos a lo largo de la historia en que el virtuoso ha sido desamparado?

Una bonita explicación puede encontrarse en las palabras importantes del versículo: lo raiti, normalmente traducido como “no he visto” El verbo raiti, sin embargo, aparece dos veces en el Libro de Esther con un significado bastante diferente. “¿Cómo puedo mirar el desastre que ocurrirá a mi gente?” Y “¿cómo puedo mirar la destrucción de mi familia?” (Esther 8:6).
El verbo aquí no significa meramente “ver”. Significa “estar de pie y mirar, ser un testigo pasivo, un espectador desembarazado.” Raiti en este sentido significa ver y no hacer nada para ayudar.

Que, para Esther y para el Salmista, es una imposibilidad moral. Un judío nunca puede ser indiferente a las necesidades de otros. Leyéndolo de esta manera, el versículo dice: “He sido joven y ahora soy anciano y no me he detenido meramente y he mirado cuando el virtuoso estuvo desamparado y sus niños obligados a rogar por el pan.” Extendí una mano de ayuda y un corazón amoroso a la persona en necesidad. El mundo es abrumadoramente rico.

La imaginación humana es incapaz de prestar atención provechosa a todas sus facetas. El artista ve el mundo en color, el escultor en forma, el músico percibe el mundo en sonidos, y el industrialista en artículos.
El Salmista ve el mundo entero como un escenario para la bondad, la compasión, y la rectitud. Ser un judío es ser sensible a la pobreza, al dolor y la soledad de otros.Una historia: El renombrado filósofo, Bertrand Russell, tenía el hábito de puntualizar sus conferencias con comentarios irónicos y sarcásticos.

Esta práctica ofendió a un estudiante en su clase de ética, que quería saber cómo su maestro de ética podía ser tan cínico. Russell le preguntó al estudiante: “¿Qué más está estudiando?” El estudiante contestó: “Estoy estudiando matemática”. Dijo Russell: “Entonces ¿por qué no le pregunta a su profesor de matemática por qué no es un triángulo o un trapezoide?”.
El profesor ilustró astutamente que si la ética obliga al profesor de ética a ser ético, la matemática debe obligar al matemático a ser una figura geométrica. Por afilado contraste, el pensamiento judío insiste en que las verdades Divinas precisamente tienen que ver con el tipo de persona en que nos volvemos.

El Talmud pregunta: ¿Qué es más grande, el talmud o el maasé, el aprendizaje o el hecho? Contesta: El aprender es más importante porque lleva al hecho (Kiddushin 40b.). El conocimiento, entonces, no es una finalidad por sí misma sino un camino a la transformación del carácter.
En el Judaísmo, su aprendizaje no se prueba pasando exámenes sino por cómo se vive. Si me vuelvo un gran estudioso pero no vivo moralmente, mi educación será un éxito académico, pero un fracaso judío.
Cuando la Torá habla sobre la educación lo hace de una manera llamativa. No habla -como lo hacen los grandes pensadores griegos, Platón y Aristóteles –de la búsqueda del conocimiento y la demanda de la verdad.

Habla de cómo instruir a los niños de cómo comportarse ética y espiritualmente. Abraham es escogido “para que instruyera sus hijos y su casa tras él a guardar el camino de Di-s, haciéndolo con rectitud y justicia.”
El Shemá nos ordena que amemos a Di-s, amemos la bondad, y a “Enseñar estas cosas diligentemente a tus niños, hablando de ellas cuando estás sentado en tu casa y cuando viajas en el camino, cuando te acuestas y cuando te levantas.”

La educación judía no se trata de la contemplación abstracta de la verdad. Se trata de vivir una vida moral y santa. De hecho, Maimónides explica que llevar una vida amable y santa es un tema general en el Judaísmo.
Así en su comentario al versículo: “Camina en los caminos de Di-s” (Deut. 28: 9) Maimónides dice: Se nos ordena que desarrollemos ciertos rasgos de carácter – para ser cortés, misericordioso, y santo, como Di-s es cortés, misericordioso y santo. Significando, además de prescribir o prohibir las acciones específicas, el Judaísmo nos exige que desarrollemos ciertas virtudes del corazón.

El Judaísmo está más allá de la coreografía de conducta. La Torá no sólo se preocupa por la conducta sino también por el carácter; no sólo por las Mitzvot que hacemos sino también por el tipo de persona en que nos convertimos. (Hiljot Deot, Cap.1) Hay personas que tienen éxito, son inteligentes o influyentes, pero hay también personas que la Torá ha transformado, y puede decirse eso por su conducta, su manera de relacionarse con las personas.
Ellos traen orgullo y honran al Judaísmo. Como el rabino que regaló su etrog a una niña vulnerable. Pues la meta del Judaísmo es que el hombre sea una encarnación de la Torá, para que la Torá esté en el hombre, en su alma y en sus hechos.

Rabi Dov Greenberg, Chabad de la Universidad de Stanford



HOSHANA RABÁ
Durante la noche, víspera de Hoshaná Rabá (28/9) séptimo día de Sucot, se acostumbra a permanecer
despierto y estudiar Torá, leer todo el Libro de Deuteronomio y recitar todo el Libro de Tehilim. Durante la Plegaria de la mañana se pronuncian las 7 Hoshanot (Salvaciones) y se rodea la Bimá 7 veces.



Highlights de la semana

* De acuerdo a Rashi, el 10 de Tishrei es el cumpleaños de Abraham Avinu y día de su circuncisión, 99 años después, (de acuerdo al Pirkei de Rabi Eliézer).

* Ese día fue Akedat Itzjak (Abraham estuvo dispuesto a entregar a su hijo como ofrenda a Di-s).

* Iom Kipur es el cumpleaños de la matriarca Rivka.

* El 10 de Tishrei Moshé Rabeinu bajó del Monte Sinaí con las Segundas Tablas de la Ley, señal del perdón Divino por el pecado del becerro de oro.




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