Según las enseñanzas jasídicas, la historia de nuestras vidas es un forcejeo constante, la subida agotadora en escalera de la perfección, del desarrollo material de nuestro ser.
En Shavuot celebramos la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Esto marcó el comienzo de nuestra completa identidad como judíos, el pueblo todo estuvo presente en este momento.