Mientras Moshé llevaba a cabo su misión en Egipto, su familia regresó a Midián. Itró le aconsejó que nombrara jueces para ayudarlo y sólo se concentrara en los casos más difíciles.
Durante treinta y ocho años los israelitas anduvieron por el desierto y en ese tiempo murieron todos los miembros de la generación mayor, de entre veinte y sesenta años, con excepción de lehoshúa y Calev.